6 de julio de 2017. Te llama Recursos Humanos.
Hayden Adams es despedido de Siemens tras un año como ingeniero mecánico. El trabajo de simulación térmica nunca le encajó. Adams no estaba brillando en el puesto. La empresa hacía recortes.
Adams, con 24 años, solo siente alivio.
Llevaba tiempo dudando si realmente la ingeniería era su camino profesional. El despido le empujó a tomar una decisión que llevaba tiempo aplazando.
Su móvil vibra. Es un mensaje de su compañero de piso de la universidad.
Karl Floersch trabaja en algo llamado Ethereum Foundation. Lleva años predicando sobre la tecnología blockchain. Smart contracts. Aplicaciones descentralizadas. Un enfoque revolucionario.
Adams siempre se desentendía. Le parecía todo demasiado abstracto y extraño.
Ahora, en paro y lleno de incertidumbre, decide escucharle.
La llamada duró tres horas. Floersch le dibujó un futuro: código que funciona sin intervención humana, dinero que se mueve sin bancos, aplicaciones que atienden a millones sin control corporativo.
Aquella conversación plantó la semilla de lo que llegaría a ser Uniswap.
Pero primero tenía que convencerse de que dar el salto de la ingeniería mecánica a las criptomonedas era razonable.
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Floersch veía oportunidades donde Adams solo tenía dudas.
Ethereum era tan joven que cualquiera con motivación podía convertirse en experto en pocos meses. Las barreras eran bajas porque casi nadie dominaba la tecnología.
Adams tenía reservas. Apenas sabía programar más allá de algún curso universitario. Nunca había hecho una web ni escrito un smart contract. Cambiar ingeniería mecánica por desarrollo software se le hacía imponente.
Floersch le propuso una fórmula: aprende construyendo algo real. En vez de cursos online, Adams debía elegir un proyecto concreto y trabajar para lanzarlo. El proceso de crear le enseñaría todo lo necesario.
Floersch le explicó cómo funcionaba Ethereum, la importancia de las aplicaciones descentralizadas y los problemas por resolver. Le mostró un ecosistema emergente donde pequeños equipos creaban productos para millones, sin la infraestructura corporativa tradicional.
Pese a su escepticismo, Adams empezó a interesarse.
Toma una decisión: dedicará el siguiente año a aprender a programar y a construir algo significativo sobre Ethereum. Al terminar la conversación, Adams se siente cautelosamente optimista.
Adams regresa al dormitorio de su infancia, en los suburbios de Nueva York.
Sus padres tratan de apoyarle. Su hijo había estudiado ingeniería mecánica en Stony Brook University y había trabajado en una empresa de renombre. Ahora quería aprender a programar aplicaciones en algo llamado blockchain.
La curva de aprendizaje es empinada. Adams ve tutoriales de JavaScript en YouTube y lee documentación de Solidity, el lenguaje de Ethereum. Conceptos que para ingenieros informáticos son naturales, para él requieren esfuerzo y estudio. Afronta el código como cualquier problema ingenieril: cada función es parte de un sistema global, cada variable cuenta. Los smart contracts son mecanismos que transforman entradas en resultados según normas predefinidas.
Los avances llegan despacio. Adams construye contratos sencillos para almacenar y recuperar datos. Aprende a desplegar código en testnets de Ethereum. Cada éxito acorta la distancia entre teoría e implementación.
Floersch le visita con frecuencia, guiándole y animándole. En una visita a finales de 2017, le lanza un reto específico.
Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, había escrito sobre los automated market makers en su blog. Estas ideas ofrecían una vía nueva para facilitar trading sin libros de órdenes tradicionales. En vez de casar ofertas, los traders interactuarían con pools de liquidez regidos por fórmulas matemáticas.
Nadie lo había implementado aún.
Adams se sumerge en el concepto. El market making implica sistemas complejos, muchos actores, cálculos precisos y respuesta instantánea. El desafío mezcla teoría matemática y práctica de ingeniería de una forma que le motiva.
Floersch le lanza una propuesta: construir un prototipo funcional con interfaz de usuario en un mes, y lo presentará en su ponencia en Devcon, la conferencia estrella de Ethereum.
Adams acepta el reto. Tiene treinta días para dominar el desarrollo web, implementar la lógica de AMM y crear algo digno ante la comunidad global de Ethereum.
2 de noviembre de 2018. Adams está a punto de desplegar sus smart contracts en la mainnet de Ethereum.
El proceso, de prototipo a producción, supera el año. Lo que empezó con el reto de un mes de Floersch se convirtió en un protocolo completo, tras muchas iteraciones. El primer demo en Devcon 2 demostró el concepto. Pero Adams quería un sistema robusto para usuarios reales y dinero real. Reescribió contratos, pasó auditorías de seguridad y refinó la interfaz. Cada avance acercó el sistema a la producción.
Buterin sugirió reescribir en Vyper, otro lenguaje de programación. También recomendó pedir una beca de la Ethereum Foundation. Ese proceso forzó a Adams a plasmar su visión con claridad.
La beca de 65 000 $ le permitió dedicarse al proyecto en exclusiva. Adams usó los fondos para auditar los contratos, crear una interfaz lista para producción y preparar el lanzamiento en mainnet. Cada detalle era esencial, ya que los usuarios iban a depositar dinero real en el sistema.
La fórmula matemática clave de Uniswap es x * y = k.
Esta fórmula de producto constante mantiene invariable el producto de las cantidades de dos tokens en un pool de liquidez durante los intercambios. Cuando uno escasea, su precio sube proporcionalmente.
Adams desplegó los contratos en Devcon 4, Praga. Hacerlo en la mayor conferencia de Ethereum maximizó la visibilidad ante desarrolladores y pioneros. Anunció el lanzamiento en Twitter ante apenas 200 seguidores.
Las primeras reacciones fueron mixtas. Algunos elogiaron el diseño elegante y la arquitectura sin permisos; otros dudaban de que el market making automatizado pudiera competir con exchanges centralizados. El volumen en las primeras semanas fue modesto, limitado a desarrolladores curiosos y entusiastas de DeFi.
Adams anticipaba el escepticismo. Uniswap no buscaba ser más eficiente que un exchange centralizado. Ofrecía trading sin confianza en intermediarios, listado sin permisos y liquidez componible. Los exchanges centralizados dependen de market makers que ajustan la liquidez cuando el precio cambia. Los AMM resuelven esa función automáticamente. Ya no son necesarios: tras lanzar un pool, la lógica se ocupa de todo.
Cualquiera puede crear tokens. Por tanto, al salir nuevos activos en Ethereum, tiene que haber formas libres de operarlos. Los exchanges centralizados cobran altas tarifas y exigen largos procesos de aprobación. Uniswap permite que cualquiera cree un mercado depositando tokens y cobrando comisiones de cada operación.
A principios de 2019, el volumen de trading diario no paraba de subir. El protocolo manejaba millones de dólares sin empleados, oficinas ni operaciones tradicionales. Adams había construido un sistema que funcionaba según reglas matemáticas, sin que nadie tomara decisiones.
El verano de 2020 supuso el gran cambio para las finanzas descentralizadas.
El DeFi Summer impulsó el crecimiento exponencial de las aplicaciones financieras sobre blockchain. Uniswap se situó en el centro, facilitando la infraestructura para nuevas formas de dinero programable.
Adams presenció cómo los volúmenes de trading pasaban de millones a miles de millones de dólares al mes. El protocolo llegó a superar en volumen a muchas instituciones financieras tradicionales, manteniéndose descentralizado y “sin permisos”.
El éxito atrajo la atención del capital riesgo. Adams fundó Uniswap Labs para profesionalizar el equipo y recibir inversión institucional. La empresa consiguió 11 millones $ en una ronda Serie A liderada por Andreessen Horowitz, acelerando el desarrollo.
La versión 2 se lanzó en mayo de 2020 con mejoras clave. Los nuevos contratos permitían trading directo entre cualquier ERC-20, no solo pares con Ethereum. Incorporaban oráculos de precios usados por otros protocolos y los flash loans, que permitían tomar prestados tokens temporalmente en una transacción.
Estas innovaciones abrieron casos de uso que Adams no imaginaba: otros desarrolladores crearon préstamos, derivados o estrategias de yield farming basándose en Uniswap. El protocolo se convirtió en una infraestructura universal, catalizando toda la innovación DeFi.
En septiembre de 2020 llegó otro hito: el lanzamiento del token de gobernanza UNI. Adams y su equipo distribuyeron 400 tokens a cada dirección que hubiera usado Uniswap, generando uno de los mayores airdrops de la historia cripto. La distribución premió a los primeros usuarios y alineó sus intereses con el éxito futuro del protocolo.
La versión 3, lanzada en mayo de 2021, introdujo la liquidez concentrada. Los proveedores pueden centrar su capital en rangos de precios específicos, mejorando la eficiencia hasta 4 000 veces para ciertas estrategias. Esto atrajo a market makers profesionales y mantuvo el acceso para usuarios individuales.
La liquidez concentrada cambió radicalmente la forma de operar en Uniswap. Antes la liquidez se repartía en todos los precios posibles, resultando ineficiente. Con V3 se pueden definir rangos de precios concretos, lo que permite estrategias y modelos de gestión de riesgo mucho más sofisticados. Además, los proveedores pueden usar mecanismos de stop-loss frente a la impermanent loss, concentrando su posición en los rangos de trading esperados: el mercado se vuelve más profesional y seguro.
Uniswap V3 ha atraído tanto a market makers profesionales con estrategias avanzadas como a usuarios individuales por sus mayores eficiencia y accesibilidad.
Cada versión amplía las capacidades de Uniswap manteniendo sus pilares. El protocolo sigue siendo sin permisos, trustless y resistente a la censura. Cualquiera puede operar cualquier token, sin compartir datos personales ni pedir permiso a intermediarios.
Adams construyó lo que la banca tradicional creía imposible: un exchange totalmente automatizado y sin intervención humana, que maneja miles de millones $ diarios.
10 de octubre de 2024. Uniswap Labs anuncia Unichain, una red Ethereum Layer 2 diseñada para aplicaciones DeFi.
Esta blockchain muestra la evolución de Adams, de creador de protocolos a proveedor de infraestructuras. Desarrollar una red propia permite optimizar todo el stack para el market making automatizado.
Unichain salió al mercado el 11 de febrero de 2025, e incorpora la tecnología Rollup-Boost. Los entornos de ejecución fiables permiten mempools privados y el orden justo de transacciones. Esta innovación soluciona un problema clásico del trading descentralizado: el maximal extractable value, o MEV.
En las blockchains convencionales, los traders sofisticados pueden espiar transacciones pendientes y adelantarse pagando comisiones más altas. Así extraen valor y encarecen los intercambios de los usuarios habituales. Los mempools privados de Unichain ocultan los detalles hasta el procesamiento, y los entornos de ejecución fiables aseguran que las transacciones se ordenan por llegada, no por importar el gas pagado.
La red procesa operaciones en sub-bloques de 200 milisegundos. Esta velocidad hace que Uniswap compita de tú a tú con exchanges centralizados en estrategias sensibles a la latencia. Estos avances dificultan la extracción de valor por parte de traders sofisticados y hacen el entorno mucho más justo.
Hoy, Uniswap mueve entre 2 y 3 mil millones $ diarios en distintas blockchains. La versión 4, lanzada en 2025, incorpora hooks para que los desarrolladores personalicen el comportamiento de los pools según cada caso de uso. El protocolo sigue evolucionando, conservando la sencillez y accesibilidad que lo hicieron revolucionario.
Adams mantiene su objetivo: que el intercambio de valor sea tan sencillo y accesible como el de información.
De un dormitorio infantil a miles de millones de volumen diario, Uniswap demuestra que los sistemas descentralizados pueden rivalizar con la banca tradicional.
Eso es todo sobre el fundador de Uniswap. La semana que viene, otro perfil.
Hasta entonces… sigue con curiosidad.