El 12 de abril, analistas institucionales dijeron que la falla de la Aduana de Estados Unidos puede ser mucho más que una falla de software. La llamada retórica del “fracaso” puede ser una cortina de humo estratégica, no para arreglar un sistema que ha fallado, sino para ganar tiempo en un momento de gran ajuste en el que el comercio mundial y los flujos de capital corren un alto riesgo. A medida que los aranceles de Trump enviaron ondas de choque a través de las cadenas de suministro globales, una repentina “falla” llevó a una pausa en el procesamiento de datos arancelarios, lo que dio a las partes interesadas clave (cámaras de compensación, agentes de carga, el Departamento del Tesoro de EE. UU. y Aduanas) la oportunidad de hacer una pausa, volver a fijar los precios y redistribuirlos antes de que se aplicaran nuevos aranceles. También podría ser una forma de interferencia de información similar a la estrategia de la niebla transitoria en tiempos de guerra. Al congelar el seguimiento de las exclusiones arancelarias y reducir la transparencia sobre quién está exento y quién no, esto le da al poder ejecutivo de EE. UU. y al Tesoro un tiempo relativamente tranquilo (horas o días) para evaluar la reacción del mercado e intervenir si es necesario, sin titulares que expongan sus acciones. Piense en ello como un cortafuegos preventivo contra una crisis de liquidez o un pánico geopolítico, en lugar de una falla a nivel del sistema. ( oro diez )
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Analistas: La falla de la aduana estadounidense podría ser una "nube de humo estratégica"
El 12 de abril, analistas institucionales dijeron que la falla de la Aduana de Estados Unidos puede ser mucho más que una falla de software. La llamada retórica del “fracaso” puede ser una cortina de humo estratégica, no para arreglar un sistema que ha fallado, sino para ganar tiempo en un momento de gran ajuste en el que el comercio mundial y los flujos de capital corren un alto riesgo. A medida que los aranceles de Trump enviaron ondas de choque a través de las cadenas de suministro globales, una repentina “falla” llevó a una pausa en el procesamiento de datos arancelarios, lo que dio a las partes interesadas clave (cámaras de compensación, agentes de carga, el Departamento del Tesoro de EE. UU. y Aduanas) la oportunidad de hacer una pausa, volver a fijar los precios y redistribuirlos antes de que se aplicaran nuevos aranceles. También podría ser una forma de interferencia de información similar a la estrategia de la niebla transitoria en tiempos de guerra. Al congelar el seguimiento de las exclusiones arancelarias y reducir la transparencia sobre quién está exento y quién no, esto le da al poder ejecutivo de EE. UU. y al Tesoro un tiempo relativamente tranquilo (horas o días) para evaluar la reacción del mercado e intervenir si es necesario, sin titulares que expongan sus acciones. Piense en ello como un cortafuegos preventivo contra una crisis de liquidez o un pánico geopolítico, en lugar de una falla a nivel del sistema. ( oro diez )