No digas siempre a los niños que tengan cuidado, ¿por qué? Lo que necesitan los niños es una guía de acción, no una alarma detrás de ellos. Al subir y bajar escaleras, no digas que tengan cuidado de no caerse, sino que diles que agarren el pasamanos, que miren bien hacia abajo y que pongan un pie firme antes de avanzar. Al cruzar la calle, no digas que tengan cuidado de no correr, sino que diles que esperen a que el semáforo se ponga en verde antes de cruzar. Al pasar por el paso de cebra, también miren a los lados por si hay coches. En las comidas, no digas que tengan cuidado de no quemarse, sino que diles que pueden usar una toalla para protegerse, que sostengan bien con ambas manos y que avancen despacio. La esencia de la ansiedad no es crear ansiedad, sino descomponer el problema y ofrecer soluciones. No digas palabras vacías, diles directamente a los niños cómo actuar y dales respuestas. No grites que viene el lobo, sino que enseña a los niños cómo enfrentar al lobo.
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No digas siempre a los niños que tengan cuidado, ¿por qué? Lo que necesitan los niños es una guía de acción, no una alarma detrás de ellos. Al subir y bajar escaleras, no digas que tengan cuidado de no caerse, sino que diles que agarren el pasamanos, que miren bien hacia abajo y que pongan un pie firme antes de avanzar. Al cruzar la calle, no digas que tengan cuidado de no correr, sino que diles que esperen a que el semáforo se ponga en verde antes de cruzar. Al pasar por el paso de cebra, también miren a los lados por si hay coches. En las comidas, no digas que tengan cuidado de no quemarse, sino que diles que pueden usar una toalla para protegerse, que sostengan bien con ambas manos y que avancen despacio. La esencia de la ansiedad no es crear ansiedad, sino descomponer el problema y ofrecer soluciones. No digas palabras vacías, diles directamente a los niños cómo actuar y dales respuestas. No grites que viene el lobo, sino que enseña a los niños cómo enfrentar al lobo.