Eliminar la crudeza de los datos de entrenamiento de una IA no genera seguridad, sino ignorancia.

Cuando sanitizas la exposición de un modelo de lenguaje a los rincones desordenados y sin filtrar de la web, ¿cuál es el verdadero resultado? No es protección. Es una lobotomía. El supuesto grupo de la seguridad entra en pánico ante la idea de que los modelos digieran el caos total de internet, pero es en ese caos donde vive el contexto. Donde respira el matiz.

Ya hemos visto a modelos ceder ante la autoridad en lugar de la precisión, inclinándose ante credenciales en vez de la verdad. El patrón es claro: el exceso de curaduría no produce sabiduría. Produce conformidad. Y la conformidad, en un sistema diseñado para razonar, no es más que ceguera programada con mejor marketing.

El sacrificio no merece la pena. ¿Quieres una IA segura? Entrénala con la realidad y luego enséñale criterio. Todo lo que no sea eso no es cautela, es sabotaje disfrazado de ética.