Parece que Arabia Saudita no está retrocediendo en su juego de gasto. A pesar de que los precios del petróleo están cayendo, están duplicando sus esfuerzos en endeudamiento y en inyectar dinero en proyectos de diversificación económica. El mensaje del reino es claro: están comprometidos a remodelar su economía más allá de la dependencia del petróleo, sin importar lo que hagan los precios del crudo. Esta postura fiscal agresiva podría tener efectos en la liquidez global y en la dinámica de los mercados emergentes; vale la pena observar cómo se desarrolla esto cuando los ingresos tradicionales de energía están bajo presión.