Deja de obsesionarte con el gráfico de velas, ¿no ves que ya tienes los ojos cansados? Acaba de ocurrir algo mucho más emocionante en la blockchain:

La tarde del 15 de noviembre de 2025, una dirección de wallet que llevaba inactiva desde la época del crowdfunding de Ethereum en 2015, de repente se movió. Y no fue un movimiento pequeño: transfirió directamente 1.000 ETH. Diez años y tres meses sin tocarse, y ahora de repente mueve semejante cantidad. Tras difundirse la noticia, en solo una hora las discusiones relacionadas en redes sociales se dispararon en 200.000 mensajes, llevando el tema al máximo de popularidad.

El círculo de pequeños inversores está en estado de pánico. Algunos en los grupos gritan: "¡La ballena ancestral va a tirar el mercado!", y comparten capturas de pantalla de sus ventas totales, acompañadas de frases como "Yo no voy a ser el que le sostenga la vela". Sinceramente, esta forma de pensar es bastante limitada.

¿Crees que alguien capaz de aguantar ETH durante diez años es un especulador pendiente de las fluctuaciones a corto plazo para sacar un pequeño margen? Este tipo de holders son testigos de cómo Ethereum ha pasado de ser solo un whitepaper a convertirse en el ecosistema que es hoy.

Hagamos cuentas: durante el crowdfunding de 2015, un ETH costaba menos de 0,4 dólares. Si esa dirección invirtió 400 dólares en su día, ahora su valor ha subido hasta 3.280.000 dólares, multiplicándose por 2.000 veces. No vendió en el bull market de 2017 cuando llegó a 1.400 dólares, no entró en pánico durante la caída a 80 dólares en el "312" de 2020, no vendió cuando superó el máximo histórico de 4.800 dólares en 2021, y siguió tranquilo en el bear market de 2022 cuando bajó a 880 dólares.

Esa templanza es algo que los pequeños inversores no pueden imitar. Así que esta transferencia, quizá ni siquiera sea una "señal de venta", sino que tenga otros planes detrás.