La sensación al final de 2025 ha cambiado. Ya no es la euforia de especular con conceptos, sino que se parece más a una etapa en la que la IA y las criptomonedas realmente empiezan a tender sus infraestructuras.

Veamos algunos números: la inversión global en IA ya ha superado los 200.000 millones de dólares, y los analistas están haciendo predicciones—el tamaño de la economía de los agentes podría alcanzar los 30 billones para 2030. Las stablecoins también han superado silenciosamente los 25.000 millones de dólares en volumen de transacciones este año.

Kite está trabajando precisamente en este punto: construyendo las vías para el intercambio de valor entre agentes de software. Los agentes pueden comerciar entre sí, o con humanos, sin que cada vez las personas tengan que sacar la cartera y firmar.

Suena a trabajo de infraestructuras, pero este tipo de trabajo suele ser la lógica subyacente que luego explota. Al fin y al cabo, para que la economía de los agentes realmente despegue, primero tiene que haber canales que les permitan “gastar dinero” por sí mismos.