El pasado octubre, cuando el Bitcoin acababa de rozar los 90.000, conocí a un amigo, el viejo Zhang, que tenía 3.000U en la mano y dijo que quería probar suerte.

¿Cómo repartió esos 3.000? Directamente en tres partes.

La primera parte, 1.000U para operar a corto plazo, siguiendo solo el gráfico de 15 minutos del BTC, máximo dos operaciones al día, si se equivocaba, cortaba sin dudar. La segunda parte, 1.000U para seguir tendencias, observando la media móvil de 60 días en semanal de ETH; aquella vez en noviembre que rompió el máximo con volumen, entró, y cuando no había señales, se quedaba fuera, solo mirando, sin tocar nada. Los últimos 1.000U eran dinero de supervivencia: la semana pasada, cuando el precio de las criptos cayó de repente un 5%, justo usó ese dinero para promediar y reducir costes.

ETH entonces estaba solo a 2.800, ¿y ahora? Aguantando firmemente por encima de 3.200. Su cuenta ya ha subido a 30.000U.

¿En qué se basa? En respetar las reglas.

Si las medias móviles no estaban alineadas, no tocaba nada; solo compraba si el cierre diario consolidaba la ruptura. Aquella vez que ETH subió a 3.640, la ganancia era justo del 30%, y sin dudarlo, sacó primero 1.500U de capital, y al resto le puso un stop loss móvil del 10%. Cuando luego el precio retrocedió a 3.200, seguía ganando igual.

Este mundillo premia a la gente paciente, no a los jugadores.

El viejo Zhang también persiguió shitcoins antes y perdió de lo lindo. Ahora, antes de cada operación, fija el stop loss: si pierde un 5%, se va directamente, si gana más de un 10%, sube el stop a precio de coste para asegurar el capital.

La capitalización total del mercado cripto ya se acerca a los 4 billones, y aun así, por fuerte que sea el mercado, sigue habiendo gente liquidada.

La lógica es bastante simple: mientras tu capital siga ahí, las oportunidades siguen existiendo. Ser disciplinado siempre funciona mejor que intentar adivinar techos y suelos.

¿Y tú, te animas a probar esta estrategia?