En Acción de Gracias ya lo dije: el verdadero punto de riesgo al que hay que prestar atención no está en la Reserva Federal, sino en Japón.

En los dos últimos meses, los rendimientos de los bonos del gobierno japonés se han descontrolado por completo. El rendimiento de los bonos a 10 años se ha disparado hacia máximos de 17 años, y el de los bonos a 30 años ha alcanzado un récord histórico. Hay que recordar que este es un país que lleva veinte años con tipos de interés cero; esta tendencia no es un ajuste normal, es una señal clara del regreso de la era de los tipos de interés.

¿Por qué teme el mercado global que Japón mueva los tipos? Recordemos que en julio del año pasado, el Banco de Japón solo ajustó ligeramente los tipos del 0,1% al 0,25%. ¿Cuál fue el resultado? Wall Street se desplomó, el Bitcoin se hundió y todo el mercado asiático colapsó en cadena. Y eso fue solo una tímida prueba. Esta vez, por el panorama, Japón no está probando, va en serio.

¿Por qué Japón tiene que subir los tipos sí o sí? Porque esta economía, dormida durante treinta años, realmente está despertando. La inflación subyacente se mantiene estable por encima del 2%, los salarios han tenido la mayor subida en treinta años y la rentabilidad empresarial también mejora. Pero surge un problema: los tipos ultrabajos a largo plazo empiezan a volverse en contra de estos logros. El yen se deprecia continuamente, lo que encarece las importaciones y eleva la inflación; los aumentos salariales no pueden compensar la subida de los precios. Para no perder la recuperación tan duramente conseguida, Japón no tiene más remedio que subir los tipos y normalizar la política monetaria.

¿Y esto qué significa? Que el "canal de financiación más barato" que ha alimentado la subida de los activos de riesgo globales durante más de una década está a punto de cerrarse.

El verdadero riesgo está aquí: las operaciones de carry trade con yenes, que mueven billones de dólares a nivel mundial, están siendo acorraladas.

La jugada siempre ha sido sencilla: pedir prestados yenes a tipos bajísimos en Japón, cambiarlos a dólares y comprar bonos americanos, acciones estadounidenses, criptomonedas o inmuebles. Mientras el yen no se aprecie, es ganar dinero sin esfuerzo. Pero en cuanto Japón suba tipos y el yen se fortalezca, toda la cadena se invierte al instante: los costes de financiación se disparan, los activos medidos en yenes se devalúan, y la única salida es vender activos para recomprar yenes. Entonces todos corren a la vez y se produce un pánico vendedor en cadena.

No es alarmismo, ya ha pasado en la historia.

¿Y por qué es más peligroso esta vez?

Porque los tipos de los bonos japoneses ya no se pueden contener. Los tipos los fija el mercado, no basta con que el banco central diga unas palabras. Ahora los rendimientos están empujando al Banco de Japón a subir los tipos. Además, como el Banco de Japón se ha vuelto más agresivo, el mercado ya descuenta por adelantado que "Japón entra en un ciclo de subidas de tipos".

El mercado de criptomonedas, Wall Street y los activos de riesgo globales, todos están pendientes de cuál será el próximo movimiento de Japón.