Los mercados bajistas afectan a diferentes tipos de personas de maneras increíblemente injustas.

¿Los traders? Desaparecen cuando las cosas se ponen feas, se van durante uno o dos años y luego resurgen cuando el dinero vuelve a fluir. ¿Los estafadores? Mismo manual: desaparecen de sus comunidades y se reinventan en el próximo ciclo.

Pero los constructores que realmente se preocupan? Están atrapados luchando a través de la oscuridad. Sin beneficios, sin estrategia de salida. Solo pura obstinación y lealtad a sus comunidades, negándose a abandonar sus proyectos incluso cuando la lógica grita lo contrario.

La ironía duele: los honestos pagan el precio más alto por tener principios. Esa es la dura realidad de la que nadie habla en el crypto.