Pensando en mi retraimiento, en mi cobardía y fracaso, nunca sé para qué vivo realmente. Al ver sus miradas llenas de esperanza y luego de decepción una y otra vez, siempre me siento culpable, muy culpable.
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Pensando en mi retraimiento, en mi cobardía y fracaso, nunca sé para qué vivo realmente. Al ver sus miradas llenas de esperanza y luego de decepción una y otra vez, siempre me siento culpable, muy culpable.