Aparte del dolor causado por la enfermedad, todo el sufrimiento que sientes proviene de tus valores y no existe realmente. No es necesario que, a los 50 años, lamente la vida a los 30, ni a los 30 años, lamente el amor a los 17. No podemos criticarnos a nosotros mismos desde la altura de tiempos posteriores, eso no es justo. Si tuviéramos la oportunidad de volver a hacerlo, con la mentalidad y la experiencia de entonces, haríamos las mismas elecciones. Así que aprende a reconciliarte contigo mismo y acepta a cada uno de los tú en cada etapa.
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